LA GRUTA DE CASTERET. HISTORIAS DEL "ABUELO CEBOLLETA"
Estos días de vacaciones y de mal tiempo estoy aprovechando para clasificar viejas fotografías de montaña tomadas con cámaras analógicas, de esas que hace mucho que no miras y que ni te acuerdas que las tenías. Son tantos los años practicando montañismo y tantas las fotografías tomadas en esos años que al final llegas a olvidar el material fotográfico que uno atesora en todo ese tiempo.
Y en ocasiones ese material fotográfico puede ser muy valioso, incluso irrepetible, como es el caso de estas imágenes que tomamos en marzo del año 98 (ha llovido 12 años, casi nada!!!!!!) en el interior de la Gruta de Casteret, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Aspecto invernal del Taillón y la Brecha de Rolando desde la boca de entrada de la gruta.
Esta célebre gruta lleva el nombre de su descubridor,
Norbet Casteret (1897-1987), uno de los grandes exploradores de los Pirineos de todos los tiempos. Su labor, que ha pasado muy desapercibida para el gran público en general, estuvo centrada principalmente en la exploración de cuevas y cavidades subterráneas en todo el mundo, aunque podemos decir que fueron los Pirineos su principal campo de operaciones, en donde exploró y visitó cerca de 300 cavernas y cavidades subterráneas.
Norbet Casteret y su mundo subterráneo (foto obtenida de esta página web)
La localización de la cavidad fue realizada en 1926, fruto de una serie de campañas de 21 días realizada en el Macizo de Gavarnie y que llevaron a cabo el propio Norbet junto con su mujer, su hermano Marcial y su madre, razón por la cuál le dieron el nombre de Gruta de Casteret como fruto del descubrimiento familiar.
La familia localizó la enorme boca de entrada desde la populosa Brecha de Rolando mientras esperaban desde el
"Abrigo Gaurier" a que se calmara el mal tiempo que reinaba ese día. Una vez dentro de la cueva y boca del relato de Casteret
"no pudimos reprimir un grito de sorpresa y admiración: un lago helado subterráneo se extendía a nuestros pies y más lejos un río helado salía de las entrañas de la montaña". En efecto, esta cavidad tenía la enorme peculiaridad de albergar en su interior un glaciar subterráneo con bellos e impresionantes espeleotemas de hielo, únicos en su género. Además, esta cueva pasaría a ser desde entonces y durante muchos años como la cavidad helada subterránea situada a mayor altitud del planeta, un ranking superado hoy en día por otras cavidades de los Pirineos.
Su río helado subterráneo y sus espeleotemas helados, con un hielo fosilizado que no experimentaba ni aumento ni retroceso, fue desde entonces uno de los principales reclamos de los Pirineos, especialmente de los montañeros que visitaban el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y el Circo de Gavarnie.
El cambio climático y la presión turística que ha sufrido la cueva en todos estos años ha sido nefasto para los tesoros que albergaba en su interior hasta el punto de que en la actualidad el hielo brilla por su ausencia en pleno verano y el suelo de la cueva es aun auténtico barrizal.
Mención especial merece comentar la presión turística sufrida por la cueva. Durante muchos años la famosa fotografía de la gran columna de hielo de la sala principal impresionaba a todo aquel que consultaba una guía montañera cualquiera del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y alentaba a su visita. Creo no equivocarme al afirmar que casi todos los pirineistas y montañeros de la cara sur de los Pirineos hemos hecho alguna vez la ascensión al Taillón, fichando previamente por lugares tan célebres como las Clavijas de Soaso, el Refugio de Goriz, la Gruta de Casteret, el "Paso de los Sarrios" y la "Brecha de Rolando". La cercanía de los refugios de Sarradets, en la cara norte, y de Goriz, en la Cara Sur, acercaba la cueva al gran público montañero que terminó de degradarla con basura y pilas abandonadas en el porche de entrada. Razón por la cuál las autoridades del Parque Nacional prohiben su visita (salvo autorización expresa) y han vallado su entrada.
Impresionantes espeleotemas de hielo (marzo del 98)
Nuestra particular peregrinación al Taillón, la Brecha de Rolando y la Gruta de Casteret la hicimos en marzo del 98, antes de que la gruta fuera cerrada al público. Fue un invierno muy generoso en precipitaciones y creo que ésta fue la razón de aún pudiésemos disfrutar del espectáculo de la Gruta de Casteret. No esperábamos encontrar mucho hielo pero cuál fue nuestra sorpresa al ver todo el suelo de la sala principal tapizado de hielo y la famosa gran columna de las guías montañeras completamente formada!!!!!!. Las fotos escaneadas que cuelgo en esta entrada, aunque no son de gran calidad, sirven para mostrar el espectáculo que pudimos disfrutar ese día, lástima que no tengamos ninguna foto de la gran columna de la sala principal.......
Un hielo azulado y brillante tapizaba las paredes de la cueva (mazo del 98)
La visita fue algo accidentada fruto de la inexperiencia de esos años y del material que llevábamos como podéis ver en la fotos que he colgado. El chandrío lo armamos al pretender bajar al 2º piso de la cueva, lo que se conoce como el "Niágara Helado". La cuerda que llevábamos y los anclajes instalados nos permitieron bajar a esta famosa sala de la cueva pero lo que desconocíamos, por que no llevábamos "topo" ni nada por el estilo, (en aquellos tiempos se visitaba la cueva con "Guías Montañeras" que aportaban poca información al respecto) es que esta galeria no tenía continuación. Menos mal que dejamos la cuerda puesta y que bajé con un piolet por que si no la "liamos parda".
El precioso rapel del pozo del "Niágara Helado" (2º piso de la cueva)
Nos habíamos embarcado hasta las cejas, había que subir un pozo tapizado de hielo cristalino de unos 15 metros, cuyos primeros 4-5 metros eran muy verticales, no disponíamos de material para remontarlo y mucho menos de conocimientos técnicos para realizarlo, y encima nuestras rudimentarias frontales de focos halógenos tenían autonomía para un máximo de 2 horas. Asi que con medios de fortuna, un único piolet clásico y crampones de travesía, conseguí escalar el pozo tallando escalones en el hielo y con más miedo que verguenza salimos del atolladero. Aún no sé cómo superé este pozo sin caerme, mis crampones apenas eran capaces de atravesar ese hielo tan duro y mi único piolet era a todas luces insuficiente, supongo que la necesidad y la falta de alternativas te hacen sacar recursos e ingenio de dónde no lo hay. En aquel momento, y con toda la adrenalina fluyendo a chorros por todas las partes de mi cuerpo, no me podía imaginar que años después me colgaría de estructuras heladas mucho más verticales y difíciles.......
Más rincones tapizados de hielo El suelo de la sala principal tapizado de hielo (marzo del 98) El día aún no había terminado ya que teníamos intención de coronar el Taillón y el "Paso de los Sarrios" nos regaló un maravillosa rimaya que nos obligó a hacer funambulismos para superarla. Y luego la bajada fue un auténtico infierno al hundirnos hasta las trancas en la pesada y profunda nieve primavera que nos encontramos en los "LLanos de Millaris".
Un día muy intenso que nos regaló imágenes que creo que son irrepetibles y que comparto con vosotros y aprovechando la ocasión os he contado una historia del
"abuelo cebolleta".