lunes, 16 de febrero de 2009

NIEVE Y ROCA

Este finde pasado ha sido el primer fin de semana con buen tiempo en casi un mes. Demasiado tiempo recluidos en casa como para no tener ganas de hacer cosas, asi que ha habido que aprovechar al máximo estos dos días de anticiclón.
Los boletines meteorológicos daban un fuerte riesgo de aludes para estos días por lo que se descartaba completamente hacer actividades alpinas. Sin embargo, no había que desaprovechar las excelentes condiciones de innivación que hay ahora mismo en los Pirineos y decidimos hacer una salida con raquetas el sábado. El plan inicial era ir al Valle de Tena pero al llegar a Sabiñanigo encontramos un denso tráfico que nos detuvo completamente en Biescas. Al principio pensé que había habido un accidente de tráfico pero pronto las sospechas se confirmaron cuando los paneles informativos y la Guardia Civil nos indicaron que que estaban completamente colapsados los accesos a Formigal y Panticosa por la avalancha de esquiadores que había.

Tuvimos que idear un "plan b" y decidimos girar a la derecha hacia el Parque Nacional de Ordesa con la esperanza de que el Cotefablo estuviese limpio de nieve. En la subida por el puerto pudimos comprobar el espectáculo dantesco de una fila interminable de coches detenidos que se prolangaba hasta Escarrilla o, lo que es lo mismo, más de 20 km de retenciones. Supongo que este es el modelo de explotación turística que quieren nuestros dirigentes pero aún me parece más increible que la gente venga a esquiar a toda costa en estas condiciones.
Nuestra improvisada decisión fue un acierto. Todos los domingueros que en verano masifican Ordesa, ahora estaban esquiando en Formigal por lo que teníamos todo el Parque Nacional para nosotros solos, y encima cubierto por una espesa capa de nieve recién caida. Raqueteamos por el Valle de Bujaruelo hacia el Puente de San Nicolás, justo hasta la entrada del Valle de Otal ya que tuvimos que dejar el coche muy abajo por la nieve acumulada en la pista. Disfrutamos como enanos de la impresionante e inusual estampa invernal que tenía el Valle de Ordesa.
El Puente de San Nicolás.
Nieve recién caida en el Valle de Bujaruelo.



El domingo otra vez vuelta a la carga que no hay que desaprovechar los escasos días de sol que nos está dejando este inverno. Esta vez cambiamos las raquetas por los pies de gato y nos vamos rumbo a Riglos. Es la suerte de vivir cerca de la cara sur de los Pirineos: un día puedes estar haciendo actividades invernales de alta montaña y al día siguiente escalar en camiseta en el Prepirineo. Elegimos el Mallo Colorado por ser un mallo de invierno al que le da el sol desde primeras horas de la mañana.

Nuestra intención es hacer todas las vías que se pueda y que nos faltan en este mallo. Empezamos por la Ultravox. Los dos primeros largos de esta vía son buenísimos, con una roca excelente surcada de bolos que salva varias panzas que sin ser muy difíciles (máximo V+), nos obligan a movernos con cierta soltura. Lastima que los dos ultimos largos desmerezcan la vía pero aún asi es muy aconsejable. En la parte de arriba de la pared se nos nubla y empieza a soplar el viento asi que, como no podía ser de otra manera cada vez que se viene conmigo a Riglos, nos toca tiritar de lo lindo por que además somos unos canelos y hemos dejado toda la ropa de abrigo en la base de la pared. Bajamos entumecidos y con pocas ganas de seguir escalando asi que nos fuimos directos al bar a finalizar este intenso fin de semana.

El Mallo Colorado desde Riglos.
Recuperando el primer largo




David en el tercer largo.


Jodidos de frio en la cima del Colorado











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