EL EXTREMO MÁS OCCIDENTAL DE LA CORDILLERA PIRENAICA.
Otro año más que hemos podido disfrutar de nuestras tradicionales vacaciones otoñales las cuales las solemos dedicar a visitar zonas nuevas de los Pirineos y a recorrer los principales bosques del norte de la Península Ibérica para empaparnos de los colores otoñales.
Hasta ahora el Orhi marcaba el punto más occidental que conocíamos en los Pirineos, bueno en realidad no, ya habíamos realizado hace unos años una visita cultural a Roncesvalles, pero más allá de este punto los Pirineos eran desconocidos para nosotros. El Orhi es famoso por ser la cumbre más alta de los Pirineos Atlánticos y por ser la primera cumbre de dosmil metros que nos encontraríamos si fueramos andando desde el Cantábrico al Mediterráneo, pero desde esta cumbre el Cantábrico todavía es un mar lejano, algo muy diferente de lo que ocurre en la zona oriental de los Pirineos en la que las grandes cumbres se alzan a escasos 30-40 km del mar Mediterráneo. La pregunta que nos hacíamos era qué había más allá del Orhi o, mejor dicho, cómo son los Pirineos entre esta montaña y mar Cantábrico, y la respuesta a estas preguntas ha sido el objetivo de nuestro viaje: el Valle de Bidasoa-Baztán y su vertiente francesa.
Desde la perspectiva de un maño, esta zona de los Pirineos es cuanto menos diferente y exótica. En primer lugar por que aquí los Pirineos son unas montañas suaves, las cumbres más altas alcanzan los 1.000m de altitud y el fondo de los valles se encuentra en torno a los 200m......pero si es la misma altitud a la que se encuentra Zaragoza!!!!!!!!.
Aquí cualquier pueblo o aldea es digno de ser visitado.
El mar Cantábrico apenas dista 15-20km en línea recta de las cabeceras de los valles, aquí los Pirineos nacen del Cabo de Higuer, en la frontera entre España y Francia. Digamos que es un destino de mar y montaña en el que se pasa de forma muy acusada y en pocos kilómetros de las playas y acantilados litorales a los primeros valles pirenaicos.
Frente a las aguas del Cantábrico a escasos kilómetros de los primeros valles pirenaicos.
Otro elemento característico es su clima. Estamos en el extremo más occidental de la cordillera pirenaica y por lo tanto en el primer sitio dónde impactan siempre los frentes atlánticos que son los principales frentes que afectan a los Pirineos. Además la cercanía del mar garantiza una humedad alta asi como la suavidad de sus temperaturas. Todo esto hace que sea la zona más lluviosa y húmeda de los Pirineos, con abundantes días de brumas y chiribiri y con unas temperaturas que nunca son altas en verano ni demasiado bajas en invierno.
Toda esta humedad favorece la presencia de abudantes y frondosas masas forestales. Aquí los Pirineos Atlánticos están tapizados de espesos bosques de robles, castaños y hayas que son todo un espectáculo para los sentidos durante la estación otoñal, sin duda alguna uno de los principales atractivos de esta zona.
El Pirineo verde y rural.
Por último, la cultura y las tradiciones conservadas son otro elemento a destacar de esta zona. Este valle es un templo a las formas de vida tradicionales, con una cultura y una lengua-el euskera-conservadas casi de forma íntegra. No he visitado hasta ahora ninguna otra zona del Pirineo en el que las formas de vida tradicionales estén tan bien conservadas como en este valle. Un punto a destacar que no nos tendremos que perder, aquí cualquier pueblo, aldea o caserio son dignos de ser visitado. Fijaros bien en como viven sus habitantes, toda una lección para los turistas que venimos de las ciudades.
La cultura y creencias tradicionales conservadas intactas.
En esta zona de los Pirineos no realizaremos grandes escaladas, ni subiremos a montañas muy altas, ni ninguna otra proeza deportiva. Es una zona para disfrutar de las montañas de otra forma diferente, a través de pequeños paseos y excursiones, contemplando sus frondosos bosques y visitando estos pueblos tan curiosos y fijándonos en la forma de vida de estas gentes, de la que tanto y tanto tenemos que aprender.
Este es un resumen de lo que pudimos hacer esos días:
Las Metas, una forma tradicional de los habitantes de este valle de amontonar la paja.
*ASCENSIÓN AL PICO DE LA RHUNE.
El Pico Larrún visto desde Hondarribia.
El Pic de la Rhune o Larrún (es euskera) es la primera montaña que alzan los Pirineos en su extremo occidental. Mide escasos 900m de altitud que es casi coincidente con el desnivel que tiene la montaña ya que sus laderas se encuentra a escasos 15km del mar Cantábrico. Su silueta domina las poblaciones costeras de San Juan de Luz y Hendaya en el lado francés y de Hondarribia en el lado español. A su vez la propia montaña marca la frontera entre Francia y España salvo su cumbre que se encuentra enteramente en el lado francés.
Vistas de las primeras estribaciones de los Pirineos en la ascensión del Larrún
Pese a su modesta altitud, es una cumbre muy relevante y una montaña sagrada para la cultura vasca. La montaña se encuentra cerca de grandes núcleos de población por lo que siempre ha sido muy frecuentada. Se hizo muy famosa tras la ascensión, el 30 de septiembre de 1859, de Eugenia, emperatriz y esposa de Napoleón III de Francia. Al ser estos núcleos de población muy frecuentados por la burguesía, y ya se sabe que a esta gente le gusta disfrutar de las mayores comodidades posibles, se decidió instalar en el año 1924 un tren cremallera que subía hasta la cima, la cuál, a partir de ese momento, se llenó de ventas, antenas y restaurantes para uso y disfrute de los turistas.
Sí, es una cumbre decepcionante por todas estas construcciones, pero sigue siendo un cromo muy apetecible para cualquier pirineista que se precie: es la primera montaña que alzan los Pirineos en su lado occidental y tiene unas vistas excepcionales y domina todo el entorno que le rodea.
Cima plagada de antenas y restaurantes.
La opción del tren es muy apeticible, y no por que nos ahorre el placer de subir andando a la cumbre, sino por que es una reliquia de principios del S.XX, posiblemente uno de los trenes-cremallera conservados más antiguos de Europa.
Monolito cimero que conmemora la ascensión de la Emperatríz Eugenia.
Nosotros somos montañeros asi que la opción de subir por nuestros medios siempre está por encima de cualquier otra opción. Nos decantamos por subir desde Bera de Bidasoa, una ruta que va primero por senda y después por pista forestal.
La cumbre realmente es decepcionante por todo el circo que hay montado allí arriba pero las vistas son de primer orden y propias de cualquier gran montaña. Curioso y espectácular el contraste que se ve desde su cima, a un lado las aguas del Cantábrico al otro las cumbres más altas del Pirineo Occidental. Queríamos haber subido al atardecer para ver la puesta de sol (por su posición geográfica el sol se pone por el Cantábrico) pero este es el país de las nubes y las nieblas, es casi imposible estar en esta cumbre con tiempo despejado, las fotos lo delatan y eso que había anticiclón ese día.
Cima del pico Larrún, al fondo el mar Cantábrico y el Cabo de Higuer.
La reliquia del tren-cremallera de principios del S.XX.
*RESERVA NATURAL DE SAN JUAN XAR (IGANTZI).
Pequeña excursión que nos dimos en este extremo del Valle de Bidasoa, cerca de la localidad navarra de Igantzi. La excursión lleva a una ermita, San Juan Xar, ubicada en un lugar mágico, a orillas de un riachuelo, junto a una cueva y a un manantial, en medio de la espesura del bosque y rodeada de castaños centenarios.
Si bien la ermita está ubicada en un lugar muy chulo, a nosotros, lo que de verdad nos interesaba, era el motivo por el cuál este sitio está declarado Reserva Natural. Y es que en el bosque que rodea a la ermita, hay una rareza botánica ya que alberga unos árboles denominados Carpes que son algo parecido a los robles pero de tamaño mucho más pequeño. Este es el único bosque de la Península Ibérica que alberga árboles de este tipo, asi que bien merecía la pena acercarse a este curioso bosque atlántico perdido en la espesura del Valle del Bidasoa. La verdad es que nos gustó mucho la excursión.
El Valle de Baztán nos enseña sus secretos: frente a un ejemplar de Carpe vestido con los colores otoñales.
*PARQUE NATURAL DEL SEÑORIO DE BERTIZ.
El Parque Natural del Señorio de Bertiz, ubicado en la localidad de Oronoz, era el plato fuerte del viaje. Aquí se encuentra la mayor superficie forestal del Valle de Baztán y en las cotas superiores hay un inmenso hayedo, considerado el segundo en extensión de todos los Pirineos por detrás de la Selva de Irati. Era un destino muy atractivo para disfrutar de la estación otoñal y de los colores del otoño.
De las múltiples opciones que nos ofrecía la visita del parque, elegimos el sendero de IRRETARAZU ya que es una ruta que va todo el rato por senda en medio de la frondosidad del hayedo y que evita, en gran parte, las pistas forestales de la parte superior de la montaña. La ruta tiene unos 11km de longitud y se hace fácilmente en 3h aproximadas.
Este hayedo es tan espeso y frondoso que apenas entra la luz del sol.
La ruta en sí nos gustó mucho. Al ser octubre y entre semana estuvimos completamente solos y eso le dio mucho más encanto a la excursión. Son tales las dimensiones y la profundidad del bosque que en algunos puntos apenas entra la luz del sol. Como tal, es la excursión más bonita que he hecho hasta ahora dentro de un bosque de hayas. Sin embargo, la estación otoñal estaba retrasada en los hayedos del Valle de Baztán lo que hizo que, salvo en las partes inferiores del bosque, apenas pudiésemos disfrutar de los colores otoñales. Pese a todo, salimos encantados de este sitio, uno de los mejores bosques atlánticos que hemos podido visitar.
Un anciano del lugar: ¿cuántos años tendrá este tronco?.
El Parque Natural del Señorio de Bertiz ofrece muchos más atrativos. Tal vez el más famoso, y el más dominguero también, sea su jardín botánico, un bosque artificial con numerosas especies exóticas plantadas hace casi 200-300 años que en otoño se viste de colores espectáculares. Todo un espectáculo para los sentidos y un sitio de visita obligada que nos permitió compensar la falta de coloridos otoñales del hayedo de la parte superior del parque. Estas son algunas de las instántaneas otoñales que tomamos dentro del jardín del parque, menuda maravilla de sitio:
El jardín botánico del Señorio de Bertíz, una delicia en otoño.
*CASCADA DE XORROXIN (ERRATZU).
Éste es uno de los parajes más visitados del Valle de Baztán. El río Bidasoa, denominado Baztán en la cabecera del valle, es el cauce que artícula toda esta comarca. Pese a estar rodeado de montañas pequeñas es un río muy caudaloso por la gran cantidad de lluvias que recibe durante todo el año esta zona. Además, es el gran río salmonero de la Península Ibérica, por sus aguas todavía remontan los salmones salvajes procedentes del mar Cantábrico para desovar sus huevos en la cabecera del río, todo un espectáculo de la naturaleza que se puede observar todos los años aproximadamente durante el mes de noviembre.
En la localidad de Erratzu podremos visitar una de las fuentes del río Bidasoa. Un paseo precioso que discurre de nuevo por un bosque frondoso de hayas, robles y castaños que nos llevará a la cascada de Xorroxin, un caudaloso salto de agua ubicado en un entorno paradisiaco. La verdad es que nos gustó mucho este sitio.
La cascada de Xorroxin.
Aquí sí que el otoño lucia sus mejores galas y nos deparó las mejores estampas otoñales del viaje que pudimos contemplar en total y absoluta soledad, todo un lujo por que es un sitio que debe estar masificado por el turismo, el tamaño de las zonas de aparcamiento habilitadas para hacer la excursión lo delataba.
*CUEVAS DE ZUGARRAMURDI.
Me he dejado para el final el que probablemente sea el lugar más conocido y visitado del Valle de Baztán. Zugarramurdi es una pequeña localidad de la cabecera del Valle de Baztán ubicada junto a la muga con Francia. Rodeada de bosques frondosos y de cuevas naturales, esta zona conservó como ninguna las tradiciones ancestrales de la cultura pirenaica y del mundo rural vasco. Por ello, estaban intactas la sabiduria, las costumbres y el mundo mágico en el que creían unas gentes que tenían un modo de vida fuertemente ligado a la tierra. Aquí el cristianismo llegó tarde y cuando lo hizo fue incapaz de comprender las costumbres y los modos de vida de esta gente.
En las cuevas naturales de la zona, las mujeres que practicaban estos ritos paganos relacionados con el culto a la tierra, denominadas "sorgin" en euskera, fueron transformadas en brujas y en seres maléficos por el cristianismo, el cuál era capaz de comprender estos modos de vida. Reproduzco unas palabras del folleto turístico que me traje de las cuevas y que me parecen muy ilustrativas: "esta gente (las brujas) vivían muy apegadas a la tierra pero la iglesia les obligó a mirar hacia el cielo".
Así, en el S.XVII la Inquisición entró a fuego en la zona y celebró juicios relacionados con la brujeria. Estas personas fueron apresadas y quemadas en la hoguera pero su memoria perduró y hoy en día Zugarramurdi sigue siendo por excelencia la capital de la brujeria de todos los Pirineos, es por todo esto que esta localidad es tan y tan famosa.
Boca inferior de la cueva de Zugarramurdi, capital de la brujería de todo el Pirineo, y el lugar dónde se reunían las brujas de la zona.
Aquí, podemos visitar las famosas cuevas dónde se reunían las brujas del lugar y realizaban sus rituales paganos. Destaca la gran cueva de 120 metros de largo y unos 12 metros de ancho que ha sido-y aún sigue siendo-excavada por la Regata el Infierno. Esta cueva está acondicionada para el turismo y, aunque está iluminada por la luz natural que entra de las dos grandes bocas, posee iluminación artificial para uso y disfrute de los turistas.
Nosotros la visitamos el último día de nuestra estancia por el Valle de Baztán. Dentro nos cayó una gran tormenta y tuvimos que refugiarnos en su interior mientras veíamos crecer tímidamente las aguas de la Regata del Infierno, fue un momento sobrecogedor en el que nos quedamos completamente solos, sin duda alguna uno de los mejores momentos que vivimos en este viaje.
La Cueva de Zugarramurdi y la Regata del Infierno, el río que aún sigue excavando la cueva.
Y con esto termino con nuestro periplo por los valles más occidentales del Pirineo Navarro, la verdad es que volvimos encantados con este viaje, una zona del todo recomendable.
3 comentarios:
Hola Ruben.
Una zona bien maja, y con muchas alternativas. Yo conozco la zona costera hasta Hondarribia, el interior lo tengo pendiente.
Tomo nota de algunas actividades, para cuando volvamos de vacaciones, y hacer alguna en familia.
Un saludo
Hola Eduardo, seguro que te gusta la zona, anímate a conocer este valle, y la mayoria de las excursiones que he reseñado son muy asequibles.
Salud(os)
Todo un compendio de rutas y naturaleza en la zona más húmeda del Pirineo.
El ajonjero, o flor del sol,(Carlina Acaulis) todavía se puede ver en los pueblos antiguos de los Pirineos y alrededores, clavado en la recia puerta de algún viejo caserón. La gente del lugar la viene poniendo ahí desde hace siglos y no sólo porque quede bonita y decorativa. Está allí para cuando se va en sol, para ocupar su sitio y que en el recuerdo de su luz, el rayo, las brujas, los espíritus oscuros y otros los males de la noche se asusten al verla, pasen de largo y ni se atrevan a tocar esa casa.
Salud y Montaña, Rubén.
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