martes, 3 de abril de 2012

VACACIONES DE SEMANA SANTA EN LA PEDRIZA


Siguiendo la tradición de las ultimos años, para Quique y para mi las vacaciones de Semana Santa es sinónimo de escalada y de tapia. Por suerte, los dos disponemos casi todos los años de unos días previos al puente festivo que aprovechamos a para conocer y visitar nuevos lugares de nuestra geografía.
Como estaba en nuestra lista de lugares pendientes de visitar y alguna día tenía que ser, estas vacaciones de Pre-Semana Santa nos hemos ido a la Pedriza. La "Piedra", como la llaman coloquialmente los autóctonos de Madrid, es junto con Monserrat y Montanejos, una de las zonas de escalada más grandes de España, con una gran cantidad de vías y sectores, que se caracteriza principalmente por su tipo de roca: el granito, y su estilo de escalada: la adherencia.
La meteo tan incierta de estos ultimos días ha marcado nuestro ritmo de escalada en esta zona, obligándonos a salir de Zaragoza el sábado y, por lo tanto, a visitar la Pedriza en pleno fin de semana. Primera sorpresa de esta escuela: llegamos a Manzanares la Real a las 10:30 de la mañana (más no se puede madrugar, que hemos salido de Zaragoza!!!!) y la pista forestal que lleva a Canto Cochino, el centro neurálgico del Parque Natural, se encuentra cerrado por la gran afluencia de coches que hay ese día. Lo peor de todo es que hay una fila de unos 40 coches esperando a que baje un coche de arriba para que les dejen entrar los guardas del parque. Vaya, pues resulta que estamos a 50 km de una ciudad de unos 4 millones de habitantes y por lo visto para poder entrar con el coche un fin de semana a este parque natural, o llegas antes de las 9 o te toca subir andando. Buf, como las vías de escalada estén tan petadas de gente como el aparcamiento de Canto Cochino, me parece que nos vamos a rallar un rato. Después de ver esto, nunca más volveré a decir que Morata de Jalón y Riglos están masificados!!!!!!!

Fila de coches esperando su turno para acceder al aparcamiento de Canto Cochino.


En unos 45 minutos y compartiendo la senda de ascenso con decenas de turistas y domingueros (no vimos ni un sólo escalador!!!!!!), por fin podemos disfrutar del maravilloso espectáculo que ofrece la Pedriza desde Canto Cochino. Un horizonte extenso de paredes de granito que se diseminan de forma caótica por todo el parque natural.

Panorámica de la Pedriza (al fondo sobresale la silueta del Yelmo).


La segunda peculiaridad de esta escuela es que para ir a los sectores de escalada toca patear y en ocasiones un buen rato. Si a esto le sumamos los 45 min de pateo que llevamos entre pecho y espalda para llegar al aparcamiento de arriba, el resultado para el día de hoy será buscar un sector relativamente cercano a Canto Cochino y para ello que mejor alternativa que el risco de la Tortuga.
La cara norte de la Tortuga.


No sin dificultades, conseguimos orientarnos entre semejante mar de bloques y paredes de granito, y alcanzamos la cara norte de la Tortuga para subirnos a su cima por una de sus clásicas: la ASA.
Primeros largos de la ASA.


Todo el mundo nos lo había avisado, en la primera visita a la Pedriza nada de cebarse con el grado, hay que empezar con lo fácil y adaptarse. Por que la Pedriza tiene un tipo de roca y un estilo de escalada que no encontraremos en otras zonas de España. Aquí todo es granito, una roca que ha generado paredes con placas muy lisas en las que apenas hay agarres para manos y pies y por las que nos subiremos utilizando una peculiar técnica que sólo conocen los autóctonos de la Pedriza: la adherencia.

Placas pedriceras en la ASA.



En la ASA tenemos nuestra primera toma de contacto con la adherencia y con la escalada pedrizera. La verdad es que se nos da muy bien, la vía es sencilla y llegamos a la cima de Tortuga en poco tiempo, aunque también comprobamos el equipamiento de esta zona, con alejes severos en algunos largos, como el ultimo de esta vía que, aunque sencillo, sólo tenía un seguro.


Reunión tras la caracteristica vira de la ASA en la cara norte de la Tortuga.


Peculiar reunión que tuve que montar en el ultimo largo de la ASA.



Cima de la Tortuga, por qué llamarán asi a este risco?.


El descenso nos cuesta un poco encontrarlo pero nos lleva a la base de la cara sur de este risco dónde continuaremos con nuestro periodo de adaptación. Aunque más bien diria una cura de humildad, aquí si que tuvimos nuestro primer contacto real con la adherencia que descubrí cuando me tuve que colgar de dos chapas en un Vº de nada. Creo que nunca en mi vida había pretado tanto en un Vº tan duro y técnico como éste y lo peor es que no iba a ser el ultimo por que la adherencia es muy exigente.

La Pedriza dándonos lecciones de escalada: pretando y dándolo todo en los Vº.


Vistos los resultados tan decepcionantes, decidimos montar en polea las vías de al lado y probar con la cuerda por arriba un 6a, un 6a+ y un Vº+. Buf, qué pretadas que nos dimos, y no veáis que estrés que era intentar escalar placas sin ningun agarre para los manos y las pies en las que prácticamente te podías reflejar de lo lisas que eran. Os puedo asegurar que el alicatado de vuestras bañeras tiene más presas que estas paredes. Al final de la tarde, y tras varios cerillazos, conseguimos que salieran los Vº sin colgarnos de la chapa, aunque la cura de humildad ya había hecho su efecto y habíamos descubierto lo dura que es la adherencia en la Pedriza.

Probando un 6a+ en polea, con las palmas de las manos apoyadas en la pared (no hay ni una sola presa dónde agarrarse) y buscando la máxima adherencia de los gatos para conseguir subir.



Quique pretando en otro 6a pedricero.



Por la tarde-noche, cena reparadora en el camping de Manzanares de Real y pensar en los objetivos del día siguiente.


La mañana del domingo amanece cubierta, pero aún asi decidimos subir a la pradera del Yelmo para conocer el corazón de la Pedriza. Para llegar a este paraje hay una pateada importante de 1h30min asi que mejor que lleguéis a Canto Cochino antes de que cierren la barrera y no podáis subir con el coche, sino tendréis que añadir 45 minutos más de pateo.

La Peña del Sirio y su atractivo espolón oeste.



El Yelmo es uno de los riscos emblemáticos de la Pedriza. Nosotros teníamos como objetivo algunas de sus vías de la cara sur, pero vistos los resultados del día anterior y sabedores de que los largos superiores de esta pared son adherencia pura y dura, con pocos seguros e imposible de proteger, decidimos que en nuestra primera visita a la Pedriza es mejor seguir aprendiendo y dejar estos objetivos más ambiciosos para futuras visitas.

La cara sur del Yelmo: la catedral de la adherencia.



La excursión a la base del Yelmo nos llevará por los lugares más emblemáticos de la Pedriza. La verdad es que es muy bonita y de hecho la estaban haciendo decenas de senderistas.



Nosotros hemos fijado como objetivo el risco del Rompeolas, justos al lado del Yelmo, muy asequible, bien equipado y para escalar varios largos.

Quique frente al Risco del Rompeolas.


A tirar largos a saco.


Ambiente pedricero.


Ultimo largo vertical del Rompeolas.


Vistas de la bonita pradera del Yelmo desde la cima del Rompeolas.



En el descenso decidimos pretar más y nos paramos a escalar en la Colina Hueca. Volvemos a subir el nivel de nuestras vías y vuelve la adherencia pura y dura. Otra vez a sufrir en las placas imposibles dónde no hay agarres y tan sólo puedes apoyar las palmas de las manos y otra vez a fiarse completamente de la adherencia de los pies de gato, lo que aquí se llama paso de Fé Pedricera.

La Colina Hueca.


Pasamos la tarde en la Colina Hueca y hacemos vías muy chulas, sobretodo un V+ con una doble fisura paralela ciega con movimientos muy chulos y estéticos que se superaban con las patas completamente espatarradas. Los 6a plaqueros de dificultad imposible superior los hicimos con la cuerda por arriba, consiguiendo incluso llegar a las cadenas sin resbalar, pero con movimientos muy duros y técnicos.

Pretando y disfrutando en unas fisuras ciegas paralelas.



Como dicen aquí: PACIENCIA CON LA ADHERENCIA!!!!!!. La verdad es que conforme pasaban las horas y los metros escalados, y a base de insistir una y otra vez, conseguiamos adherirnos a las placas de granito pedriceras, creo que conseguimos adaptarnos un poco a este peculiar estilo de escalada tan técnico y psicológico. La Pedriza o la odias o la adoras, no hay termino medio, a mi no me desagradó del todo y seguro que volveré algun día.


Asi acabaron mis pies tras dos duras sesiones de adherencia en la Pedriza, ahora toca cuidarlos y mimarlos que los tengo destrozados.


Y así se terminó nuestro periplo pedricero. Nuestro plan era escalar un día más pero mis pies acabaron destrozados con la adherencia (nunca me habían salido ampollas escalando y las que me salieron este fin de semana eran memorables) y el lunes amaneció lloviendo asi que vuelta a Zaragoza con una nueva zona de escalada en el bolsillo.

3 comentarios:

Iñaki dijo...

Pero escalaste con gatos o descalzo?? Pues sí q es abrasiva ese granitooo!!!

Eduardo Pardo dijo...

Hola Ruben,

Gracias por descubrirme esta zona, que no conocía. Yo de escalar nada, pero alguna ruta por la zona, bien que me apetece hacer. De todas formas si algún día me da por hacer escalada por esa zona, ya se que me tengo que entrenarme en la bañera, jaja, saludos

RUBEN dijo...

-Iñaki, si escalo descalzo me deshollo los pies, anda que no es dura la adherencia.....
-Eduardo, en la Pedriza vimos más senderistas que escaladores, es un sitio muy chulo para patear, te lo recomiendo, seguro que te gustará, pero no vayas en fin de semana que Madrid está muy cerca y lo masifican todo.
Saludos a los dos.