martes, 14 de diciembre de 2010

PICO GRATAL

El domingo, tras escalar el sábado en la Peña Rueba, tengo pensado salir con Marta a hacer algo tranquilito. Aunque cotejamos varias alternativas, nos decantamos por una actividad cerca de casa que no implique hacer muchos kilómetros por lo que nos decantamos por una actividad que nos habían aconsejado desde hace tiempo y que teníamos pendiente: subir al Pico Gratal.
Muchos de vosotros no sabreis situarlo. Pero si os digo que es esa punta prominente que emerge a la izquierda de la carretera justo antes de iniciar la subida al Monrepós, igual os suena más. De hecho, esta modesta montaña, ubicada en las estribaciones del prepirineo, domina de forma excepcional la Hoya de Huesca.

Vistas del Pico Gratal desde la Hoya de Huesca

En realidad, hemos seleccionado con mucha intención esta actividad ya que al asomarnos por la mañana por la ventana de nuestra casa, una densa niebla cubre Zaragoza la cuál no nos abandonará justo hasta la entrada de Huesca. Enseguida vais a comprender por qué hemos elegido esta actividad.
Dejamos el coche en la presa de Arguis. Es media mañana y, aunque luce el sol, hace frio y en las umbrías la rosada ha sido muy intensa.

La ascensión al Pico Gratal no tiene ningún misterio y está perfectamente señalizada con carteles y mojones. Al principio pasa por un bosque de pinos para pasar enseguida a zonas más despejadas con abundante erizón, típico de la Sierra de Guara. Mientras tanto, podremos descubrir semiescondidas nuevas zonas de escalada que se están abriendo por la zona: por un lado el Frontón de Gratal, con vías más duras para los más lolos, y la Pared de Bones al otro lado del pantano.

En cuanto cogemos altura, pasamos de la umbria y salimos a la cara sur, enseguida comenzamos a contemplar el espectáculo que habíamos venido a buscar. Y es que cuando se instalan en pleno invierno sobre la Península Ibérica potentes anticiclones como el que teníamos el fin de semana, en el Valle del Ebro aparece una densa niebla mientras que en las montañas de Huesca brilla el sol con la máxima intensidad.



Y si nos buscamos montes como el Gratal ubicados justo en la línea que marca la frontera del Valle del Ebro con el Prepirineo, los días de anticiclón con niebla nos regalan unos increibles mares de nubes desde las cumbres.

Además, estos fenómenos atmosféricos tienen contrastes de temperaturas muy notables. Mientras en Zaragoza, en pleno Valle del Ebro y a unos 200 metros de altitud, la densa niebla impide que los termómetros suban de los 3-5º positivos, en la cima del Gratal, a unos 1500 metros de altitud, lucía un sol brillante y estábamos a unos 13-15º. En teoría, a mayor altitud, menor temperatura, pero estos anticiclones generan fenómenos de inversión térmica que provocan estos contrastes de temperatura en apenas unos kilómetros.

En cuanto vemos por primera vez el mar de nubes, afilamos los dientes y sacamos nuestra cámara de fotos para lucirnos con las fotografías. Y encima, las vistas de esta montaña son inmejorables, ya que desde su cima podremos vislumbrar desde los Pirineos a la Hoya de Huesca, pasando por toda esta zona del Prepirineo.


Sin embargo, el día está algo nublado por lo que la falta de luz nos impide sacar buenas fotografías, o al menos no tan buenas como hubiéramos deseado. Aún así, el espectáculo desde la cumbre lo tenemos servido y es que, aunque he visto muchas mares de nubes desde las montañas, nunca me canso de admirar este fenómeno atmosférico.

El Prepirineo desde la cumbre: al fondo el Pico Guara


En resumen, una mañana de invierno disfrutona y muy bien aprovechada en el Prepirineo.

1 comentario:

Sergio Sánchez dijo...

Muy buenas fotos Rubén, son muy bonitas.