Como habreis podido deducir en la anterior entrada, el potencial kárstico de la Sierra de Urbasa, con unas 200 cuevas y simas inventariadas, es bastante importante por lo que el día siguiente lo dedicamos a otro de los objetivos del viaje: la espeleología.
Con estas intenciones, el viernes por la mañana estamos circulando por la pista del Monte de las Limitaciones, eso sí, una vez obtenidos los permisos pertinentes (hacer espeleo en esta zona y circular por las pistas forestales sin permiso está multado con 600 uracos, y pudimos comprobar que vigilan continuamente el monte). Flipamos en colores con las decenas de dolinas que hay a ambos lados de la pista, nunca había visto un paraje igual.
Tras dar varias vueltas por las pistas forestales por fin aparcamos el coche. En el exterior hace un frio de cojones, apenas un grado centrigrado que invita poco a salir del coche pero por lo menos no llueve. Con la motivación por las nubes, nos cambiamos rapidamente y vamos a por el primer objetivo del día: la Cueva de los Cristinos.
Tras dar varias vueltas por las pistas forestales por fin aparcamos el coche. En el exterior hace un frio de cojones, apenas un grado centrigrado que invita poco a salir del coche pero por lo menos no llueve. Con la motivación por las nubes, nos cambiamos rapidamente y vamos a por el primer objetivo del día: la Cueva de los Cristinos.

A la fuerte karstifación que tiene la roca en esta zona se le une una importante cobertura vegetal en superficie (casi todo está cubierto por hojas y por el bosque). Esto hace que el agua que se infiltra en el subsuelo tenga un grado de acidez muy alto lo que favore la formación de procesos reconstructivos dentro de las cavidades que en algunos casos, como éste de los Cristinos, son notables.
Para entrar a la cueva tenemos que bajar unas escaleras de piedra muy empinadas y resbaladizas, tanto que si no estuvieran sería un paso muy expuesto que obligaria al uso de cuerdas. No nos tiene que sorprender la existencia de estas escaleras, la cueva fue refugio para los rebeldes carlistas en el S.XIX y la fama de esta cueva hace que periodicamente haya grupos guiados por los guardas del parque que visitan el interior de la cavidad. No obstante, no es una cueva turística y para su visita hace falta llevar el material adecuado.

El interior lo compone una sala de grandes dimensiones que tiene un lago de aguas cristalinas en su parte inferior. Lo excepcional de esta sala es la notable profusión de espeleotemas que tiene, debido a las causas que he mencionado anteriormente. Si eres espeleólogo y te gusta la fotografía, esta cueva es idónea para sacar buenas fotografías. Os dejo algunos ejemplos de los tesoros que esconde su interior.




La boca de entrada se encuentra en la pared rocosa del fondo de una dolina, totalmente oculta por la espesura de la masa forestal y las hojas que hay en el suelo. Sin que sirva de precedente, la encontramos a la primera. Una vez localizada no podemos ocultar la sonrisa de oreja a oreja que nos recorre la cara por el sitio tan guapo en el que está esta cueva.

En uno de los lados sale una galeria bastante grande que en su parte inicial está decorada con bastantes espeleotemas y numerosas estalactitas que cuelgan del techo. De nuevo, la fuerte cobertura vegetal que hay en la superficie ha favorecido la profusión de estos procesos reconstructivos.





Entre encontrar las cuevas, el desplazamiento en coche que hay entre ellas y el tiempo que hemos permanecido en ellas tirando decenas de fotografías (y eso que tuve un olvido con el material fotográfico que limitó mucho la realización del reportaje) se nos han hecho las tantas. Tras comer algo y tomar algo caliente en Zudaire, nos vamos a por el siguiente y ultimo objetivo del día: la Cueva Basaura.
Son casi las 5 de la tarde cuando dejamos el coche en el aparcamiento de la cueva, una hora bastante mala para entrar en una cavidad de 6km de desarrollo y encima sigue haciendo frio y ha empezado a chispear. Estamos perezosos y dudamos de entrar, de hecho ya la visitamos el año pasado y no nos importa dejarla para otra ocasión, pero ya que estamos ahí por lo menos llegaremos hasta el nivel activo del que nos daremos la vuelta por prudencia.
Son casi las 5 de la tarde cuando dejamos el coche en el aparcamiento de la cueva, una hora bastante mala para entrar en una cavidad de 6km de desarrollo y encima sigue haciendo frio y ha empezado a chispear. Estamos perezosos y dudamos de entrar, de hecho ya la visitamos el año pasado y no nos importa dejarla para otra ocasión, pero ya que estamos ahí por lo menos llegaremos hasta el nivel activo del que nos daremos la vuelta por prudencia.

Para ir a la Basaura no hace falta pedir permiso. Sin embargo, se encuentra dentro de una zona períferica de protección que en breves será Parque Natural por lo que imaginamos que pronto estará sujeta a restricciones.
La Basaura es la cavidad más importante de Urbasa tanto por sus dimensiones como su desarrollo. A diferencia de las otras cavidades que hemos visitado este día, es una cavidad carente de formaciones con dos pisos o niveles, uno superior y vadoso y otro inferior y freático. Su interior, de grandes dimensiones, da la sensación de estar en dentro de la boca de un metro aunque para llegar a esta zona hace falta arrastrarse un rato.

No forzamos la máquina por las horas que son y un poco antes de llegar al nivel freático nos damos la vuelta. A la salida se ha hecho de noche y tenemos la suerte de admirar el espectáculo de los murcielagos saliendo al exterior desde sus refugios cavernícolas.
