"EDIL" A LA AGUJA ROJA.
Una nueva salida a la roca y ya van dos en apenas una semana, parece que otra vez hemos vuelto a recuperar la motivación por la escalada. Este sábado tocaba ir a Riglos, esta vez con el "Chacho" como compañero de cordada.
Para esta jornada de escalada otoñal nos decantamos por una actividad de media jornada en la Aguja Roja. Sabemos perfectamente lo que significa escalar en Riglos y lo mal que se puede pasar si te pilla desentrenado y vas mal de coco, asi que nada de ir a saco y a buscar una ruta asequible en los mallos pequeños.
Con sus 130 metros aproximados de altura, la Aguja Roja Roja es la reina indicustible de los Mallos Pequeños, el mallo más vertical, estético e individualizado de este sector de Riglos, por lo que su escalada siempre es una actividad apetecible.
Para subirnos a su cima elegimos la "Edil", una vía muy bonita, con grado asequible y de trazado muy vertical, que surca de forma muy ingeniosa un sistema de diedros y chimeneas de la cara oeste del mallo. La vía fue abierta por Rabadá y Cintero en 1957, asi que además de escalar una ruta preciosa nos llevaremos al bolsillo una "vía Rabadá".
A esta vía le tengo un cariño especial. La escalé hace unos cuantos años y es especial por que fue mi primera vía en Riglos y mi primera vía de largos. En aquella ocasión mi experiencia en la escalada era más que limitada, por supuesto no abrí ni un solo largo, con subir de segundo y no pasar mucho miedo tenía más que suficiente.
Este sábado escalé la vía de una forma muy diferente y la disfruté mucho más. La vía está perfectamente equipada con parabolts pero no hay que olvidarse de que estamos en Riglos y que en ocasiones los seguros alejarán bastante. Como casi siempre que escalamos en Riglos, el "coco" será casi más importante que nuestra técnica, ya que escalar con "patio" (sensación de vacio) con los seguros alejados y con una roca peculiar que sólo encontramos en esta zona, son unas sensaciones que hacen de esta escuela única e irrepetible.
Este finde había mucha gente en Riglos y esto implica masificación en las vías más asequibles, entre las que se encontraba la nuestra. Nos tocó esperar a pie de vía y compartir las reuniones con otras cordadas, los rapeles por la vía normal fueron emocionantes con tanta gente bajando a la vez por la pared, esto nos hizo perder bastante tiempo pero por contra nos regaló una puesta de sol otoñal de postal sobre los mallos principales.
A ver si ahora que hemos vuelto a empezar, continuamos la marchica y no dejamos de lado la roca......
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