miércoles, 17 de abril de 2013

VI OSAN CROSS MOUNTAIN.


SENSACIONES INMEJORABLES EN UN DIA PARA ENMARCAR



OSAN CROSS MOUNTAIN, la segunda prueba que había fijado este año en el calendario como preparación a la gran cita de primeros de junio. Desde la Carrera del Ebro, realizada a primeros de marzo, todo habían sido luces y sombras. Desde entonces mi fascitis plantar está dando mucha guerra y los entrenamientos están siendo aun más duros si cabe, llegando muchos días a casa con el pie muy dolorido. Con este panorama, llegaba a esta carrera lleno de dudas e incertidumbres. Lo que no me podía imaginar al cruzar el arco de salida es que ese día iba a llegar a la meta con las sensaciones tan buenas con las que llegué.


La OSAN CROSS MOUNTAIN  es una carrera de montaña de 18km de distancia, 1.000m de subida acumulada y otros tantos de bajada. Nunca la había corrido pero había oido hablar mil maravillas de esta carrera asi que el domingo pasado otra vez a repetir el ritual acostumbrado de otras carreras: a recoger el dorsal, a cambiarse, a estirar bien y a calentar. Lo de estirar lo conseguí, calentar no tanto ya que me encontré con un montón de amigos y conocidos y en los minutos previos a la carrera estuve más rato charrando que otra cosa. Hasta tal punto estaba distraido que casi no me di cuenta cuando dieron la salida.


Con Samuel Sanchez, uno de los organizadores de la OSAN, y pionero de las carreras de montaña en Aragón. Un tío peculiar, si queréis conocerlo mejor, pinchad aquí para consultar su blog.


Dadas las limitaciones físicas que arrastraba en las ultimas semanas, y que mi objetivo real no estaba fijado en esta carrera si no en la cita del mes de junio, al cruzar el arco de salida, decidí adoptar un estrategia conservadora y ultra-defensiva. Ese día lo importante era que me aguantase el pie, llegar a meta y no acabar muy destrozado. 


 Los primeros metros discurren por las calles de Osan.


Como viene siendo habitual en las ultimas carreras que he disputado, salgo de los ultimos para ir pillando poco a poco el ritmo. La consecuencia de ir al principio en el vagón de cola, fue pillar los atascos de corredores en las primeras rampas de la carrera, teniendo que andar en terrenos dónde se podía correr tranquilamente e incluso llegándome a parar para esperar a cruzar en el vadeo de algun torrente. Esto me haría perder un tiempo del que luego me acordaría al cruzar la meta, pero tampoco me preocupaba demasiado, asi iba pillando poco a poco el ritmo a la carrera.

Serpiente multicolor y tapón de corredores en los primeros kilómetros de la carrera (foto cedida por la organización).


En Yebra de Basa estaba el primer avituallamiento líquido y sólido en el que me paro tan sólo a beber. A partir de aquí empieza lo bueno, una subida continua que permitirá alcanzar los 1.000 de desnivel positivo acumulados en la carrera y que lo hará por una ruta de gran interés paisajístico, etnográfico y cultural.
La subida es selectiva y se acaban las aglomeraciones de corredores. El camino es una subida continua pero permite hacerla corriendo en muchos tramos. A pesar de ir con fuerzas suficientes, continuo con la estrategia conservadora, pongo el freno de mano y bajo un punto mi ritmo de subida, por lo que  hago andando muchos tramos que fácilmente podría hacer corriendo.Esto me permite subir con comodidad, charrando y bromeando en ocasiones con los compañeros de la carrera.
Poco a poco vamos devorando metros de desnivel a la vez que se hace presente el ruido del agua, alcanzando de esta manera la cascada de las Ermitas Rupestres de Yebra de Basa, sin duda alguna el símbolo de esta carrera. Bonito, acojonante, espectácular, el paso por este punto te pone los pelos de punta. A pesar del esfuerzo, disfruto todo lo puedo del momento.


La cascada de las Ermitas de Santa Orosia, símbolo de la OSAN CROSS MOUNTAIN (foto cedida por la organización).


Pensaba que con la cascada ya estábamos casi arriba pero aún quedaba un buen repecho hasta la Ermita de Santa Orosia, cota máxima de la carrera y nuevo avituallamiento. No quiero volver a cometer los errores de la Carrera del Ebro por lo que me tomo el tiempo necesario para beber todo lo que me permite el cuerpo en ese momento y comer un trozo de melón que me sabe a gloria. 
El desconocimiento de la ruta me vuelve a jugar una mala pasada. Pensaba que tras la ermita comenzaba la bajada pero aún quedaban 2km aproximados por prados y neveros que picaban constantemente hacia arriba. En este punto sufro un poco, pero me distraigo con el paisaje nevado de los Pirineos que tenemos como telón de fondo, todo un espectáculo.

El paisaje de la carrera es increible y correr por estos sitios es un lujo (foto cedida por la organización).


El ultimo puesto de control antes de la meta marca el inicio del largo descenso hasta el pueblo de Osan. Al llegar a este punto me encuentro bastante bien de fuerzas y lo que tengo por delante es un terreno en el que me desenvuelvo muy bien, asi que decido abandonar la estrategia defensiva y conservadora para empezar a disfrutar de verdad de la carrera: el descenso lo voy a hacer a tumba abierta.


La pronunciada y técnica bajada hacia Osan (foto cedida por la organización).


Al principio me encuentro un tapón de corredores que frenan algo mi marcha, pero en seguida consigo adelantarles para continuar a fuego el descenso hacia Osan. Este descenso es muy pronunciado y de piedras sueltas, con un nivel de exigencia muscular igual o superior al de la subida que se te puede atragantar si llegas justo de fuerzas. Para mi es la clave de esta carrera.
En el km.15 ya voy completamente solo por que he adelantado a muchos corredores. Miro por primera vez el reloj, echo cuentas y me doy cuenta de que puedo bajar de las 2h asi que me pongo las pilas para intentar bajar de esta barrera. Pero en  el km.17 no está en la meta sino en la entrada del pueblo, la organización ha añadido un kilometro más a la carrera y llego a meta con una crono de 2h:02min:33seg, en el puesto 125 de los 382 participantes de ese día. Una pena, si no hubiera perdido tanto tiempo en las aglomeraciones de los primeros kilómetros y no hubiera salido con esa estrategia tan conservadora, hubiera bajado sin problemas de las 2h.

Llegada a meta con una sonrisa de oreja a oreja y los objetivos cumplidos. Imposible estar más contento.


Pero el tiempo realizado y la clasificación obtenida me traen completamente sin cuidado. Con lo que me quedo es con las sensaciones tan buenas de ese día, el pie, a pesar de acabar dolorido, resistió bastante bien la prueba y cuando mejor me encontré fue en los ultimos kilómetros de la carrera. Día perfecto y carrera perfecta sin cometer errores = inyección de moral, justo en el momento que más lo necesitaba, cuando las dudas y las incertidumbres estaban frenando mi progresión en la fase de más exigencia física de mi preparación.  Las buenas sensaciones se han confirmado con una rapida recuperación, avalada por mi fisio que el lunes me dijo que muscularmente estoy mejor que hace unas semanas. De hecho, ayer salí a entrenar de nuevo. Hasta junio no habrá tregua.

 Barritas energéticas (migas con huevo frito) y bebida isotónica (Ambar) para recuperarse del esfuerzo.



Por ultimo, felicitar a la organización por esta carrera. Es un lujo ponerse este dorsal y disfrutar con todos vosotros de este recorrido, espero volver a repetir otros años.

3 comentarios:

Oscar dijo...

Aunque como dices el tiempo es lo de menos, al año que viene a bajar de 2 horas. Saludos y enhorabuena también.

Iñaki dijo...

Q crack, a ti te dio para ir charrando con los demás corredores!!! A mi a penas me llegaba para respirar, jjjjj

RUBEN dijo...

-Oscar, lo que más me gusta de las carreras de montaña es que no tienes que ir pendiente del cronómetro, lo importante no es el tiempo que hagas, sino llegar.
-Iñaki, a ver si os animáis y la próxima semana montamos una quedada entre varios para entrenar por las Planas.
Salud(os) a los 2 y nos vemos en la próxima.