Vista desde Gavarnie, la cara norte del Taillon presenta un aspecto imponente. Sus 700 metros de tapia, la hacen figurar entre las paredes más grandes de los Pirineos. Y cuando la nieve cubre sus laderas, gracias a su orientación norte, podemos realizar interesantes recorridos alpinos de cierto nivel.
...............y a principios de enero del 2007 se dieron las condiciones ideales para intentarlo. A mediados de diciembre, había nevado lo justo como para cubrir de blanco la pared. Y luego, dos semanas seguidas de anticiclón en los días más cortos del año, habían transformado la nieve cubriendo de hielo todos los resaltes de la pared.
La marcha de aproximación la hacemos con Abel y con Carlos, dos amigos de Montañeros de Aragón que nos hemos encontrado en Torla, y que también quieren intentar la Norte del Taillón.
Al día siguiente, nos levantamos pronto para hacer la marcha de aproximación a la pared. Llegamos sin dificultades al Puerto de Bujaruelo. Hay poquita nieve, demasiada poca para estar a esta altitud y a estas alturas del invierno. Desde aquí observamos por primera vez la cara norte del Taillón y nuestra vía.
Esta pelada de nieve. ¿Se podrá subir?.
Desde abajo las condiciones eran engañosas. Aunque hay poca nieve en la pared, está lo suficientemente innivada como para poder subirla y todos sus resaltes se encuentran bajo una capa de hielo.
Aunque la reseña marca que la vía tiene una inclinación máxima de 50- 55º, en muy pocos tramos de la vía bajaremos de esta inclinación. Otras cordadas con las que coincidimos y que habían escalado esta vía otras veces, nos comentan que este año tiene una inclinación superior a la de otros años.
Primeros tramos de la ascensión. Ya son muy mantenidos
Debido a la escasez de nieve, realizamos una vira a la derecha para buscar de nuevo la verticalidad de la pared. La ruta no nos da tregua pero conseguimos superar todas las dificultades sin la cuerda. De vez en cuando, encontramos cortos resaltes a 60º.
En la parte superior nos encontramos con los pasos claves. Normalmente hay que superar una franja rocosa que presenta pasos de escalada mixta de IVº. Pero en esta ocasión, las franjas rocosas están cubiertas por dos cortas cascadas de hielo de 70-75º. Aquí sacamos la cuerda para proteger en dos largos este tramo de la escalada.
David saliendo del primer resalte de hielo. 70º.
Una vez superado el primer resalte, y dado que no llevamos cuerdas de 60 metros, tengo que montar reunión en un escalón al pie de la segunda cascada. Y más precaria no puede ser esta reunión, pero el Taillón no ofrece muchas posibilidades de autoprotección.
Precaria reunión. Detrás se puede ver el muro de hielo que tendremos que escalar.
El segundo largo es un poco más mantenido que el primero, con un corto tramo de 75º (¿Esto es A.D+?). El hielo es calidad granizo y la rapidez con la que meto los tornillos es directamente proporcional a la rapidez con la que se saldrian en caso de volar, asi que mejor no caerme. De todas formas, el paso de tantas cordadas, ha dejado la cascada escalonada y se sube si mucha dificultad.
David saliendo de la cascada del segundo resalte.
Vuelvo a montar reunión en cuanto se me acaba la cuerda. Y si la anterior era precaria, ésta mejor no os lo cuento. Menos mal que David tiene claro que no puede caerse. A partir de aquí, recogemos la cuerda y progresamos en completa autonomía.
El patio en la parte superior de la vía es considerable y la inclinación no baja en ningun momento. Sin ser dificil, la inclinación y longitud de la ruta, y el hecho de ir sin cuerda, hace que no podamos bajar la guardia en ningun momento.
Ambiente y fuerte pendiente en la parte superior de la vía.
Esta vez hemos ido muy rápidos y en menos de tres horas alcanzamos las cornisas de salida. Hemos ido sin cuerda la mayor parte del trayecto ya que debido a las buenas condiciones de la vía y las escasas posibilidades de autoprotección, decidimos ir en completa autonomía.
Por fin alcanzamos la cumbre, aunque no nos quedamos mucho rato por el frio y el aire tan intenso que hacía. Como anecdota, decir que se me abrió la cantimplora dentro de la mochila en la subida, pero con el frio que hacia se congeló al instante, impidiendo que me mojara.
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